lunes, junio 08, 2009

Pacto con el Diablo


Hace unos años tuve una conversación muy amena con una amiga que había estado involucrada en clasificar documentos generados durante la época de la colonia en México, incluyendo algunas actas del Santo Oficio. Ella me comentaba que no todas se referían procesos que terminaban en la tortura o quema de personas, sino que había gran cantidad de reportes en la que curas parroquiales daban cuenta de posibles casos de herejía entre su grey, si el asunto no era muy relevante simplemente se archivaba.

 Al sistematizar la información se dieron cuenta del caso de una hombre que le había “vendido su alma al diablo” para obtener el amor de una mujer casada, que por cierto era su comadre. Se adjuntaba el supuesto “pacto diabólico” que era casi un poema de amor. Decía algo así como “Yo Prócoro le ofrezco mi alma eterna a Satanás a  cambio del amor de mi comadre Gumersinda”; parte de lo gracioso de la historia era que los nombres de los involucrados sonaban muy pasados de moda, pero después de todo estamos hablando del siglo XVIII.  El caso es que Prócoro decía estar consciente de todas los castigos que le esperaban en el infierno y que le dolía ofender a Dios, a la Virgen, a la Iglesia y a Cristo, pero que no podía evitarlo, estaba enamorado y había hecho lo humanamente posible por olvidarse del objeto de su amor sin resultados, y ratificaba su compromiso firmándolo con sangre.

¿Tuvo éxito? Parece que sí porque entre los archivos había un reporte de otra parroquia donde hablaba de una pareja que vivían juntos sin estar casados existiendo evidencia de que ella era una mujer que abandonó a su legítimo marido y cuyos nombres eran Prócoro y Gumersinda.

 Durante años le he dado vueltas a la anécdota; me imagino al hombre muerto de miedo en un cruce de caminos a media noche,  la carga moral con la que vivió, y lo que pensaba en su lecho de muerte esperando ver al diablo que llegaba a reclamar su alma. Y por otro lado lo que sintió cuando la mujer que quería lo aceptó y los años de buen amor que tuvo con ella.

 En otra entrada hablaba acerca de los demonios de la Goetia como arquetipos de nuestras neurosis. Me ha faltado desarrollar el tema del proceso y un intento de explicación de la mecánica del ritual, sin embargo me gustaría mencionar que Prócoro cumplía al menos con alguno de los requisitos que se consideran indispensables para que una invocación.

-Una fuerte necesidad de alcanzar el resultado deseado.

-El nombre, las características y el sigil de la entidad que se pretende invocar.

-Un encantamiento –el pacto- demandando la aparición del ser.

-El conocimiento de que somos uno con el universo y que los cambios que provocamos en nosotros repercuten en él.

 En este caso no pongo en duda que el primer punto estaba satisfecho, después de todos los verbos más poderosos en Magia son; Desear, Querer, Hacer y Callar.

Si quieres hacer feliz a un hereje visita http://comecuras.blogspot.com/

 

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