martes, septiembre 26, 2006

El ritual de la sal y el vinagre

La sal y el vinagre son ingredientes míticos utilizados desde tiempos remotos en la Alquimia, en religiones, rituales de magia, etc. Son elementos tradicionales de la hospitalidad en muchos países. Por ejemplo, según las Ordenanzas Militares de Carlos III, los soldados tenían derecho a exigirlos donde se alojasen.El ritual de la sal y el vinagre se basa en una reacción entre ambos compuestos, que podríamos situar en la frontera entre la físico-química y la magia. Es un proceso de limpieza muy antiguo, discutible si se quiere, pero que en la práctica elimina la nocividad o el maleficio en la mayoría de los casos. Para efectuar el ritual se echa un puñado de sal marina o sal gorda en un cuenco de barro -una vasija de loza o vidrio sirve igualmente- que contenga un poco de vinagre en el fondo. El cuenco se pone sobre un plato sopero -para evitar manchas- y se deja en reposo en un lugar de la habitación que se quiere purificar (encima de un armario, dentro de un cajón, o cualquier otro sitio donde no estorbe). Es entonces cuando ocurre lo insólito. Si en el ambiente hay una negatividad, al día siguiente o antes comprobaremos cómo la sal ha trepado por las paredes interiores de la vasija llegando hasta el borde y baja por el exterior, derramándose en el plato, que para eso se pone. La velocidad de esta reacción parece que depende de la intensidad de la negatividad, y a veces tarda varios días en iniciarse. Normalmente se deja en reposo durante un par de semanas. Los expertos aconsejan 13 días. Si el ambiente está cargado y la sal ha remontado las paredes, habrá que limpiar el recipiente y repetir la operación con sal y vinagre nuevos por otros trece días, y así sucesivamente hasta que no haya indicios de reacción. Esto indicará que la nocividad ha desaparecido. Si la primera vez la reacción (la subida de la sal) es tímida, parece que con ello es suficiente y no hay que hacerlo de nuevo. Analizando el fenómeno desde el punto de vista físico-químico, una parte de la sal se disuelve en el vinagre, que queda saturado. Esta solución se evapora ligeramente en la parte más superficial haciendo que cristalice otra vez la sal disuelta anteriormente. En teoría sería posible que la solución ascendiera hasta el borde de la vasija a través de los nuevos cristales que se van formando en el límite de la superficie, que absorben el vinagre saturado de sal hacia arriba, formando capas superiores de cristales. Pero este proceso es lento y llevaría semanas que la solución alcanzase el contorno del vaso. En el caso que nos ocupa lo frecuente es que en un día o menos la mezcla sobrepase el borde y se derrame en el plato. Tiene que haber alguna causa que acelere el proceso, pero ¿cuál? De acuerdo con las leyes de la Química, esta reacción debería producirse o bien siempre que se opera de la misma manera o nunca. ¿Por qué no es reproducible y no se repite cada vez que aplicamos las mismas condiciones? Cuando en la primera operación ha habido ascenso y derrame de sal y en la segunda -con la misma vasija u otra semejante, la misma cantidad de sal y vinagre, del mismo origen, y a temperatura y humedad similares- no ocurre nada, es que hay otra condición externa que ignoramos y que ha cambiado los factores. ¿Son estas molestas negatividades que supuestamente flotan por el ambiente y que luego desaparecen, las que lo provocan?