martes, diciembre 15, 2009

¡Salve Eris¡




La Torre

La carta XVI del tarot tiene muchos nombres de entre los cuáles el más conocido es “La Torre” aunque también se le ha llegado a conocer cómo; “La mansión de fuego”, “La casa de Dios”, “La Destrucción, etc. En los tarots tradicionales se representa como la torre de un castillo siendo derribada por un rayo al tiempo que un par de personajes caen al vacío como consecuencia del desmoronamiento de la construcción.

Para cualquier persona poco familiarizada con las imágenes del Tarot, está es una de las cartas que despiertan más temores, junto con “La Muerte” y “El Diablo”; ya que inmediatamente la relacionan con una gran pérdida material o un cambio para empeorar[i]. Después de todo ¿Qué puede ser peor que la irrupción del Caos en nuestra vida?

El Caos es diabólico, azaroso, injusto, gratuito. Atenta contra las instituciones, el orden establecido, la moral; golpea por igual a cualquiera[ii]; para que una sociedad humana crezca y progrese es necesario que las cosas sean ordenadas y predecibles. ¿Verdad?

Si esto fuera cierto y la vida fuera estática aún seríamos gobernados por faraones, estaríamos sometidos al poder Papal, o tendríamos sucesión por linaje en vez de elecciones[iii]. Si en la carta cuatro encontramos al “Emperador” dando un poco de orden y sentido a la desbordante naturaleza que lo precede –su esposa la “La Emperatriz”-. En la dieciséis que es cuatro veces cuatro, el orden material se encuentra anquilosado, asfixiando la creatividad y las posibilidades de progreso –la vida es como un palacio chino donde se necesitan trescientos sirvientes para ofrecer el té- .

En una consulta de Tarot; la Torre implica un cambio que es de alguna manera forzado, sin embargo, esto puede ser experimentado como un gran sufrimiento o como la liberación de las cadenas que nos constreñían; dando paso a una vida más rica y creativa[iv].

En todo caso la vida no es estática y las irrupciones del azar forman parte de ella; por lo que hay que aprender a fluir con los cambios.

Salve Eris

Eris era la esposa del Caos y la representación de la Discordia por lo que no era una Diosa muy popular entre los griegos; es por eso que de acuerdo a la leyenda no fue invitada a la boda de Peleo y Thetis; lo que molestó mucho a la mujer que se quedó con ganas de estrenar un vestido. Así que para desquitarse, se apareció en la fiesta con una manzana de oro que tenía la leyenda “para la más bella” y como si nada la arrojó en medio del salón; lo que motivó que Hera, Atenas y Afrodita se comenzaran a pelear por su posesión –y por el título-. Zeus, que no era nada tonto como para meterse de árbitro de belleza, determinó que el título lo debía otorgar el más bello de los hombres que en ese momento era París. Al final de la historia la manzana se la quedó Afrodita a cambió de prometerle al juez el amor de las más bella de las mujeres, que era Helena; lo que provocó que el marido de ésta última le declarara la guerra a Troya, -donde Paris era príncipe.

Con esos antecedentes pudiera resultar extraño que a algunos Magos les interese invocar a Eris y a las fuerzas del Caos que ella representa, sin embargo esto sucede así porque como ya hemos visto en ocasiones la irrupción del azar da paso a la reconfiguración de un tipo diferente de orden y es un proceso indispensable para la evolución.

Por otro lado todos los magos están interesados en el cambio; cambios internos que generan trascendencia o cambios a voluntad en la realidad manifiesta; y para ellos es evidente que un poco de energía bien aplicada en el océano de posibilidades que es el Caos; es mejor que intentar sazonar las cosas cuando ya están cocinadas[v].

En la tradición mágica occidental se considera al hombre como un cosmos en miniatura; así que por la ley de las correspondencias cada modificación que realiza la persona en si misma, repercute en el universo; por lo que una buena manera de manifestar cambios es el trabajo interno.

Psiquiatras y Magos no tienden a llevarse muy bien; con sus honrosas excepciones, los primeros están interesados en que las personas encajen en un modelo preestablecido que la sociedad define como “normal”. El esfuerzo de los segundos apunta hacia la “trascendencia”; palabra que en su acepción más elemental, significa ir más allá de algún límite. Y eso implica cuestionar primero las definiciones que heredamos. Al hacerlo lo primero que se hace evidente es que hemos sido sometidos a un proceso adaptativo que está basado en consideraciones sociales y económicas, pero que las posibilidades humanas son enormes.

Jugar con lo prohibido

A continuación voy a poner un ejemplo muy chocante; pero sería interesante si te permitieras seguir el razonamiento.

Aunque no lo creas, hubo una época de tu vida en que te encantaba jugar con caca, de hecho la caca era una de tus posesiones más queridas; después de eso alguien te hizo saber que jugar con eso no era bueno y estaba prohibido, y dejaste de hacerlo. Así que si en éste momento quisieras retomar otra vez esa actividad, una voz dentro de ti te lo impediría, sería una voz fuerte y enérgica que te haría sentir ansioso. Si a pesar de eso optaras por seguir con tu proyecto , la ansiedad se convertiría en repugnancia y posiblemente en miedo.

Ahora sustituye" jugar con caca" con hablar con extraños; visitar nuevos lugares, iniciar actividades, saltar sin red, irte de pinta, bailar sin pareja, cambiar de empleo, experimentar sexualmente, interactuar con un grupo social o cultural ajeno, empezar de nuevo, terminar lo que hace mucho debiste mandar al carajo, valorar sin prejuicios nuevas ideas o religiones, hacer magia y un largo etcétera.

El mismo mecanismo que funciona con la primera prohibición; es el que aplica cuando quieres trascender los límites que te definen como persona; pero date cuenta, en éste momento, que son límites impuestos por otros e introyectados en ti. Peor aún, no son definiciones escritas en piedra; lo que para una familia; un grupo humano o una época era perfectamente aceptable en otro se considera una terrible transgresión. Donde quiera que encuentres los mecanismos que te impiden hacer algo, las sensaciones físicas, el sentimiento de que es algo prohibido. Tienes la opción de transgredir; al principio quizá no será fácil y es probable que a la larga decidas que la conducta original era la correcta para ti, pero la diferencia será que es tu decisión personal la que rige. Y es probable que en otros casos decidas que mas allá de la cerca que te parecía imposible saltar, el pasto es más verde.

Asì pues; ¡Salve Eris¡ y ¡Que reine el Caos¡


[i] En México se dice “Hágase la voluntad de Dios; pero en los bueyes de mi compadre”.

[ii] Aunque es claro que los cinturones de miseria que se construyen en márgenes de ríos secos están más expuestos en casos de tormenta que las casas en el lado alto de la ciudad.

[iii] De las dos últimas no estoy tan seguro que hayan desaparecido.

[iv] O como lo expresa el poema Zen; “Desde que se quemó mi casa puedo apreciar mejor la salida y puesta de sol”.

[v] Uno de las principales características de los sistemas complejos es que pequeños cambios al inicio de un proceso, dan lugar a grandes modificaciones en el resultado final –el famoso “efecto mariposa”.