viernes, febrero 23, 2007

HRU


En el libro “T” de la Goldendawn se resume el conocimiento de la orden en el tema del tarot; al inicio del mismo, se menciona al ángel HRU como aquel que preside las operaciones de ésta sabiduría secreta, para a continuación dar una detallada explicación de los significados y modo de empleo de los arcanos. En la misma línea Israel Regardie en sus libros sobre la Aurora Dorada y Aleister Crowley en su libro de Toth, mencionan a HRU, el segundo de ellos se extiende un poco más acerca de la necesidad de invocar su presencia.
En el sistema de magia Enoquiana HRU es uno de los así llamados cacodemonios, ó angeles elementales, pero al parecer el Gran Ängel del Tarot es una síntesis entre el Dios Horus egipcio "el que todo lo ve", y el Dios Toth “la lengua de Ptah y Ra”, lo cuál no está nada mal para una entidad encargada de develar secretos.
A lo largo del año me volví a interesar en el estudio del Tarot, al cuál tenía un poco de lado por atender temas de astrología, y en distintas ocasiones me he puesto a invocar a HRU, solicitando su ayuda en mis tiradas. La forma que ha adoptado para manifestarse ante mí durante mis meditaciones es la de un hombre de mediana edad con la cabeza a rape y vestido de negro, que en algo recuerda al retrato de Arnolfini de Jan Van Eick. La primera vez que lo visualicé, estaba de pie con las 78 cartas del tarot formando un círculo alrededor de él; es un tipo agradable con una mirada inteligente, aunque no es precisamente cálido pues pertenece a la esfera de Hod,y hay algo de sarcasmo en sus modos.
El caso es que necesitaba aclarar algunas cosas con respecto a mi vida mundana, por lo que decidí hacer algo de meditación previa a una tirada de Tarot. Una vez que sentí que había alcanzado cierto grado de profundidad me puse a repetir en silencio el nombre del ángel hasta que lo vi sentado frente a una mesa con el tarot en la mano, me miró a los ojos y comenzó a lanzar una cruz celta para luego destapar una a una las cartas en el orden que yo acostumbro. Yo solo era un espectador del proceso y algunas de las cartas que salieron no eran del todo de mi agrado, sin embargo debo reconocer que el mensaje que me daban era muy claro y se me empujaba a reconocer algunas situaciones que debo encarar. Fue una experiencia muy interesante que se desarrollo espontáneamente; al terminar HRU me miró con una sonrisa de complicidad como queriendo indicarme que la interpretación corría por mi cuenta, por lo que le di las gracias antes de salir de la meditación.

sábado, febrero 10, 2007

El Fantasma de Philip Aylesford


En el año de 1972 la Sociedad para estudios psíquicos de Toronto, formada por ocho miembros decidió llevar a cabo algunos experimentos alrededor del fenómeno espiritista.
Para verificar suposiciones que habían formulado se propusieron establecer contacto con el espíritu de un noble inglés del siglo XVI que había muerto en condiciones particularmente trágicas. El nombre de éste personaje era Philip Aylesford, un católico y terrateniente leal al rey en los tiempos de Oliver Cromwell, Consideraciones de rango hicieron que la familia de Philip pactara un matrimonio para él con una mujer de carácter difícil de nombre Dorotea, con la que no tuvo ninguna descendencia, sin embargo su destino le llevó a conocer en un campamento gitano que se había instalado en sus posesiones a una hermosa mujer de cabello negro llamada Margo de la cuál se enamoro perdidamente. Philip llevó a la gitana a vivir en una de sus propiedades, donde hicieron su escondite de amor; pero eventualmente Dorotea se enteró del asunto y movió las influencias de su familia para acusar a Margo de bruja haciendo que se le torturara hasta lograr su confesión, la cuál basto para que fuera condenada a la hoguera. Aylesford guardó un cobarde silencio por temor a perder su rango, pero no pudo evitar que a la muerte de su amada el remordimiento lo atormentara, así que un día decidió suicidarse a la edad de treinta años. Desde entonces su fantasma era visto de tiempo en tiempo en el lugar. Para lograr establecer contacto con éste espíritu, La SEPT –para abreviar- tomó el formato de las sesiones espiritistas populares en el siglo XIX, y para completar la atmósfera se rodearon de artículos que recordaban la época de Phillip incluyendo una pintura del noble inglés. A las pocas semanas de empezar las invocaciones, pudieron lograr el objetivo de que se manifestara el espíritu a través de golpes en la mesa estableciéndose un rudimentario sistema de comunicación, que eventualmente los llevó a conocer los puntos de vista, actitudes y detalles desconocidos de la vida del fantasma. Conforme se afianzaba la relación entre el grupo y el invocado las manifestaciones físicas fueron incrementándose llegando a darse fenómenos poltergeist de los que hay registros, asimismo varios testigos ajenos al grupo observaron en distintas ocasiones levitar la mesa a través de la que se hacía el contacto. Lo relevante del experimento es que en realidad Philip Aylesford nunca existió, fue un personaje creado a partir de una historia más o menos creíble aderezada con datos históricos verdaderos, puesto que el objetivo del grupo era demostrar que algunas de las comunicaciones con los espíritus y de los eventos denominados poltergeist eran el resultado de la manifestación del inconsciente de uno ó más de los involucrados; una cuestión de la que se sospechaba desde hace tiempo. Así que los investigadores decidieron fue crear un carácter ficticio y empaparse de su historia de tal manera que su inconsciente la adoptara como real y proceder a invocar al personaje como si en realidad se tratara de un fantasma verdadero. En vista del éxito obtenido, otro grupo franco canadiense creó a Lilth, una espía de la segunda guerra mundial, un grupo Francés a Sebastián un alquimista y a un hombre del futuro llamado Axel; de igual manera en Australia se logró contactar a Skippy una adolescente. Si bien nunca fue posible lograr la manifestación visible los “espíritus” llegaban a responder correctamente preguntas que en muchos casos escapaban al conocimiento de los involucrados pero que era congruente con la personalidad creada. Así que se llegó a hipotetizar que el inconsciente era capaz de conectarse de alguna forma con las fuentes de información que necesitaba. La operación de hacer que se manifieste un ente mediante un ejercicio de imaginación y atención sostenida es conocida en esoterismo como la creación de un egregor, aunque también se les puede denominar como; tulpas, shogotts, formas mentales, etc. Y es un ejercicio común entre practicantes con cierto grado de avance. Virtualmente todos los grupos de trabajo y buena parte de los practicantes solitarios, recurren a la creación de esas entidades para efectos de protección durante sus prácticas u otro tipo de propósitos. Así que en realidad la SEPT solo seguía los pasos de una técnica bien establecida y de hecho logrando solo un éxito parcial ya que un adepto experimentado puede llevar a manifestación visible la entidad. Pero la razón por la que cito el experimento Philip; es por un lado porque está ampliamente documentado y hay pruebas testimoniales y registros que indican la veracidad de la información a diferencia del trabajo de otro tipo de agrupaciones que por su carácter no buscan la difusión de sus actividades; y por el otro que en la siguiente entrega quiero abordar un tema por demás interesante. Los sistemas de creencias que sostienen el trabajo esotérico, y en este caso encontramos dos de ellos. El Modelo Espiritual vs. El Modelo Psicológico. Es decir las operaciones espiritistas tradicionales se fundamentan en la creencia que existe una realidad sutil que trasciende el mundo físico, mientras la SEPT se adscribía al segundo modelo en el que se trabaja en el entendido de que es la mente consciente ó inconsciente la que crea las manifestaciones. Existirían otros modelos que solo voy a mencionar El Modelo Energético del cuál sería un ejemplo las prácticas de yoga, chi kung, reiki, y en la que entrarían conceptos tales como prana, chi, ruach, orgon, vril, entre otros. Y el Modelo de Información que es el más moderno pues involucra términos tomados de la física moderna y la informática.

lunes, febrero 05, 2007

Vampirismo síquico


En éstos días estoy elaborando alrededor de los sistemas de creencias que sostienen el trabajo esotérico. Al contrario de lo que algunos pudieran pensar, el modelo basado la existencia de un mundo espiritual no es la única estructura sobre la que se puede establecer las operaciones mágicas. El hecho de que métodos de trabajo tan diversos, e incluso contradictorios deriven en la obtención de resultados, ha sido siempre fuente de perplejidad para mí. Por otro lado mi vida tengo la urgencia de delinear algunas operaciones de largo aliento -¿se puede aplicar la frase fuera del contexto literario?- antes del equinoccio vernal. Entretanto y a manera de entremés; un texto sobre esa clase de gente con la que nos topamos de tiempo en tiempo y que a falta de un término mejor llamamos vampiros síquicos.
Un sistema del aura poco desarrollado y con recursos energéticos deficientes tiende a crear un patrón de comportamiento de adaptación que suele invadir el sistema del aura de otras personas y absorber su energía. Este fenómeno se llama vampirismo síquico , tiene como resultado un aumento en las reservas de energía del vampiro psíquico y el desgaste o agotamiento energético de la otra persona. A pesar de que una interacción vampírica dura sólo algunos minutos, los efectos residuales sobre la víctima pueden notarse durante varios días. La falta de energía, los mareos, la tensión muscular, la dificultad de concentración, los dolores de cabeza y las náuseas son algunos de los efectos más comunes sentidos por las víctimas; sin embargo, sucesivos ataques vampíricos pueden producir fatiga crónica, desarreglos del sueño, irritabilidad, depresión e incluso enfermedad física. Todos hemos estado con personas que parecían dejarnos sin energías, y es muy probable que todos conozcamos individuos que suelen agotar o deprimir a los que tienen a su alrededor. Incluso en un encuentro que dure tan sólo unos minutos, el vampiro psíquico experimentado puede encerrarse dentro de nuestro sistema energético y rápidamente agotar nuestras fuentes de energía. A pesar de que en ese momento no hayamos atribuido nuestro agotamiento energético al vampirismo psíquico, probablemente nos hayamos puesto en guardia inconscientemente frente a sus ataques. Los vampiros psíquicos presentan una gran variedad de rasgos personales y de patrones de comportamiento. Muchos de ellos adoptan el estereotipo bien conocido de “mosquita muerta” o comportarse de manera halagüeña. A menudo no tienen ningún escrúpulo y se valen de cualquier medio para lograr sus fines. Pueden parecer pasivos y reservados, ocultando cualquier inclinación al vampirismo, pero cuando la ocasión lo requiere pueden ser muy agresivos e incluso intimidatorios; pueden valerse de la vulnerabilidad de la otra persona, esperando el momento oportuno para golpear, o bien pueden manipular a la víctima elegida por medio de regalos o halagos. En ámbitos laborales suelen ser personas con las que es muy difícil trabajar y cuyo rendimiento es muy dispar; a veces son altamente eficaces y otras totalmente inoperantes. A pesar de los disfraces tras los que se ocultan, los vampiros psíquicos son típicamente inseguros y vulnerables; si bien pueden adoptar un estilo autosuficiente, operan desde una posición de debilidad y no de poder. No suelen tomar consciencia de ellos mismo, pero son rápidos a la hora de emitir juicios sobre la gente que los rodea. Pese a estar totalmente centrados en ellos mismos y tratar a los demás en forma desconsiderada, a menudo se quejan de que el mundo es injusto con ellos. Sus relaciones personales son típicamente inestables. Puede decirse que muchas de estas personas presentan trastornos de la personalidad, con síntomas tales como inseguridad emocional, dificultad para controlar la ira, baja autoestima, sentimientos de hostilidad reprimidos que estallan esporádicamente. La interacción vampírica puede ser deliberada o espontánea por parte del vampiro, y consensual o no consensual por parte de la víctima. El típico ataque vampírico es espontáneo, por lo tanto, no requiere un esfuerzo consciente para iniciarlo ni para mantenerlo. En muchas interacciones de este tipo, ni el vampiro ni su víctima son conscientes de que se está produciendo una transferencia de energía de uno al otro. Si bien la víctima suele estar dentro del radio de visión periférica del vampiro, el ataque en sí puede llevarse a cabo incluso sin contacto ocular con los sujetos. Una vez que se ha dado cuenta de sus tendencias vampíricas, muchos vampiros psíquicos las racionalizan como una forma aceptable de satisfacer sus necesidades energéticas y, por consiguiente, planean sus encuentros vampíricos como cualquier otro evento social. Sus tácticas están diseñadas para implicar a un socio totalmente inocente en una interacción espacial cercana durante la cual tiene lugar el ataque inesperado. Los vampiros psíquicos despliegan su seducción, usan halagos desmedidos, manifiestan una amistad excesiva y muestran lo que les interesa de su propia intimidad para poder cautivar a sus víctimas y mantener la interacción durante la duración del ataque.
La solución más obvia pasa por evitar las interacciones de éste tipo, sin embargo al no ser ésto posible; es necesario aprender a proteger nuestro huevo aúrico, para ésto el ejercicio del pilar del medio y la circulación del cuerpo de luz de la la tradición Goldendawn son insuperables, especialmente si coloreamos nuestro aura de morado lo cuál nos aisla de la influencia del vampiro. La técnica se puede encontrar fácilmente en varios sitios de la red, así que no la voy a dar, sin embargo en el siguiente link hay una disertación muy interesante del manejo energético en las tradiciones oriental y occidental.