El concepto de poder se ha satanizado por mucho tiempo en nuestra cultura, recordemos la famosa frase del escritor político Lord Acton; “el poder corrompe, el poder absoluto corrompe absolutamente”. El problema estriba en que la mayoría de nosotros entendemos el poder como el sometimiento del otro a nuestros caprichos para obtener satisfacción personal. Puesto así, es evidente que alguien con aspiraciones de desarrollo espiritual no debería estar buscando obtener poder puesto que el propósito último sería más bien perverso. Pero la realidad de las cosas es que poder es capacidad de acción, la cuál puede ser empleada tanto para el bien como para el mal. Entrando en juego el concepto de voluntad como la facultad de determinarse a ciertos actos. Entonces se abre una nueva cuestión ¿hacia donde debo ejercer mi voluntad?
El occidente tiene su base moral en las religiones judía y cristiana por lo que una buena forma de abordar la cuestión sería empezar por allí. Para el pueblo judío, sus libros sagrados eran el recuento de la creación del hombre por Dios, del alejamiento que hubo en la relación por la desobediencia del primero y del establecimiento del pacto que habría de regresar, mediante la prueba de obediencia, el estado original de la creación. La obediencia se demostraba a través del cumplimiento de una serie de normas ó mandamientos, que originalmente eran 613. Siendo 248 de índole positiva, es decir acciones que una persona debía de hacer y 365 de índole negativa es decir prohibiciones. El asunto de la voluntad del hombre para actuar era irrelevante puesto que su papel en el mundo se limitaba a la obediencia de los mandamientos. El cristianismo se desgaja de la religión judía que en los primeros años de nuestra era se había vuelto ritualista en exceso siendo la forma frecuentemente más importante que el fondo. Jesús deroga las viejas leyes y establece un nuevo mandamiento; “Amaras a Dios sobre todas las cosas y a tu prójimo como a ti mismo”. Con la ayuda del espíritu santo el hombre ganaba en entendimiento de tal forma que sus decisiones eran sin lugar a dudas agradables a los ojos de Dios. Sin embargo el problema de la existencia del mal en el mundo y del hecho de que los inicuos medraban a costa de los probos no estaba del todo resuelto. Si Dios se complace en mí ¿Por que es mi sufrimiento? Si Dios ve el dolor y no puede evitarlo no es todopoderoso, si no quiere evitarlo es perverso. A la muerte y –supuesta- ascensión al cielo de su fundador, el cristianismo se desgajo en varias corrientes, una de ellas el Gnosticismo cristiano tomaba elementos de otras culturas –especialmente griegas- y las amalgamaba con las enseñanzas de Jesús, su postulado principal era que la salvación se lograba a través del conocimiento, como respuesta al problema del mal en el mundo los gnósticos creían que éste –junto con el sufrimiento- existían puesto que éste universo había sido creado por un demiurgo malvado que había nacido de Sofía -Sabiduría en griego- que a su vez había emanado de el verdadero principio divino. Nuestras almas que contenían una chispa divina, habían sido seducidas por la experiencia del mundo material siendo obnubilada la memoria de nuestro origen, por lo que era necesario escapar siendo nuestra única vía de salida el conocimiento y la aspiración de reconectarnos con lo divino que se lograba por la vía del misticismo, es decir de la experiencia directa de Dios. Este acercamiento al problema tiene paralelismos a las enseñanzas orientales establecidas en los Vedas y desarrolladas más tarde por el yoga en la India. Como vemos el problema de la voluntad en relación al papel del hombre en el universo evolucionó desde la obediencia ciega a los mandamientos, hasta el concepto de salvación personal como una decisión del individuo. San Agustín de Hipona en el siglo cuatro después de Cristo el filosofo cristiano más importante, estaba familiarizado con éstas conceptos, toda vez que vivió entre los maniqueos, una secta gnóstica que afirmaba que viviendo una vida ascética, alejada de los placeres mundanos a través de varias vidas, el alma podía llegar a reconectarse con su origen divino. Sin embargo San Agustín llegó a desencantarse del gnosticismo y a repudiarlo posteriormente. Una vez convertido al cristianismo desarrollo la idea de que el hombre tiene que vivir su vida de una manera racional y equilibrada, concepto que tomó de autores neoplatónicos. Sin embargo siendo el mundo imperfecto y nuestra manera de percibirlo defectuosa era necesario confiar en nuestra intuición como una forma de tomar las decisiones correctas. De ésta manera en el pensamiento Agustiniano el hombre podía ejercer su voluntad tanto para el bien como para el mal dejando de ser un juguete de las fuerzas del destino porque en su libre albedrío el tenía el poder de decisión. La cuál debía ser la correcta si permitíamos a nuestra intuición que estaba en conexión con lo divino ser nuestra guía.
A lo largo de la historia de la iglesia católica se han sucedido una serie de herejías, más o menos toleradas que tenían que ver con el camino de la renunciación, el que desde mi punto de vista es la antitesis del ejercicio del poder y la voluntad. Sin embargo esta elección –la del místico- no es la única alternativa existente para el que busca ir ascendiendo en la escalera corporativa del universo. Uno de los autores que más extensamente estuvo preocupado por el problema del ejercicio de la voluntad desde el punto de vista de un practicante, fue el mago inglés Aleister Crowley. Cuyo nombre basta para provocar una serie de reacciones encontradas, pero independientemente de la opinión que tengamos de su vida y obra, estos apuntes solo tienen que ver con su aportación alrededor del problema que nos ocupa.
Antes de pasar a materia, es necesario una nota alrededor del escritor francés del renacimiento Francois Rabelais 1484-1553.
Rabeleis es conocido por su novela Vida de Gargantua y Pantagruel, en donde entre otras cosas describe un lugar llamado Abadía de Thelema, donde jóvenes de buena cuna vivían de acuerdo a la siguiente máxima. Haz tu voluntad, el novelista describe a los habitantes de ésta sociedad utópica como Thelemitas, del griego Thelema voluntad. El planteamiento era que actuando así tanto el hombre como la sociedad apuntaban a un desarrollo armónico y un estado de felicidad. Simbolizando así, el ideal humano del renacimiento.
Aleister Crowley nació con el nombre de Edward Alexander Crowley el 12 de octubre de 1875 en el seno de una familia inglesa acomodada con ideas religiosas ortodoxas. Su inteligencia y rebeldía lo llevaron a romper con éstos antecedentes y en su juventud después de recibir una herencia se trasladó a Cambridege donde a la par de sus estudios –donde destacó- llevó una vida disoluta. A los veintitrés años ingresa a la Orden Hermética de la Goldendawn a través de Mac Gregor Mathers debido a que tenía mucha afición a las ciencias ocultas. Como ya es sabido, la Goldendawn intentaba crear un sistema coherente que integrara el conocimiento y práctica de la tradición mágica occidental. Durante un viaje de recién casados con su esposa Rose y mientras el trataba de evocar sílfides para su pareja. Ella entró en un trance donde fue poseída por un espíritu, una vez que Crowley se convenció de que su esposa daba respuestas a sus preguntas que no podría haber conocido en su estado normal. La llevó al museo Boruk donde ella señaló una estela en honor del Dios Horus, de está manera el mago pudo saber quien era su interlocutor. Es mediante esa canalización que en los siguientes días les es dictado el Liber al vel Legis, ó libro de la ley. Los planteamientos principales de ésta revelación se resumen en tres frases. “Todo hombre y mujer es una estrella” “Hacer tu voluntad será la totalidad de la Ley” “El amor es la ley, el amor bajo la voluntad”. Crowley creía que este libro era el heraldo de una nueva época –el aeon de Horus- y decidió pasar el resto de su vida trabajando para desarrollar y establecer la filosofía Thelemica.
Las influencias de la obra de Aleister Crowley tiene raíces gnosticas, cristianas, y orientales y se encaminan a lograr una conexión con lo divino que subyace en nuestro interior. Para comprender el trabajo de Crowley hay que recordar que el concepto de “voluntad” no emanaba de la intuición, sino de la intuición divina, la cuál solo es posible adquirir después de pasar años de trabajo mágico que nos permita una reconexión con nuestra esencia.
Son varias las escuelas que se desgajaron de la obra del Crowley que permiten hacer un trabajo sistemático para llegar a comprender nuestra verdadera voluntad. Pero el método se podría resumir de la siguiente manera. Primero hay que conocerse uno mismo a profundidad; practicar y llevar un registro de resultados para evaluar nuestro progreso; y por último intentar hacer contacto con nuestro Santo Ángel Guardián.
Así pues podemos resumir que el trabajo que el mago debe hacer para conocer su verdadera voluntad, es el de encontrar su conexión con la divinidad. A través de nuestras prácticas podemos aspirar a conocer y platicar con nuestro Santo Ángel Guardián. Ese ser que dependiendo de la tradición puede ser conceptualizado como un guardián ajeno a nosotros, ó como nuestro yo superior, ó esencia divina que espera a que nos demos cuenta de las realidades últimas de la existencia para guiarnos en la última parte del camino de retorno.
Este texto contiene algunas ideas halladas en el documento titulado Thelema 101 cuyo autor es Fr. Zadkiel.
jueves, octubre 05, 2006
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2 comentarios:
Pasaba a saludar, es un poco tarde y muero de sueño, he leído la mitad de tu escrito.Interesante este tema del poder y la religión. Yo no soy creyente, por lo que mucho no puedo opinar del tema, pero tuenes una manera muy clara y concisa de narrar
un abrazo
y
Hay una clave especial en las cuestiones del poder, lo dices bien cuando mencionas que el mago debe conocerse a sí mismo, rescatar su verdadera esencia, porque cuando nos alejamos de las raíces es cuando se vician los deseos y la voluntad puede carecer de fuerza para revelar el poder real.
Crowley... sí, se le ha "satanizado", pero si tomamos esa misma palabra en el contexto filosófico, tenemos que el neo satanismo es creer en uno mismo, en las posibilidades del hombre, en hacer lo que dicte la voluntad.
Te felicito, tu texto es claro y da un bosquejo de tantos temas al mismo tiempo, como un bello caleidoscopio.
Sigo leyendo los otros escritos, lucen bastante interesantes para mí.
Hasta pronto.
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